Vehículos eléctricos: la estafa de la que nadie se atreve a hablar

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The dude avec sa K2000

No lo repetiremos lo suficiente: ¡un coche ecológico no existe! Pero seamos realistas: si no vives en una ciudad bien conectada con transporte público, el coche sigue siendo un mal necesario. Así que ya que no hay otra opción, mejor elegir uno que respete lo máximo posible al planeta.

Por desgracia, todavía hay personas que no han entendido nada sobre lo que significa realmente la ecología. Un pequeño recordatorio para los rezagados: el petróleo es CO₂ almacenado en el subsuelo desde hace millones de años… que hoy estamos liberando masivamente a la atmósfera. Una atmósfera que, conviene recordarlo, es delgada y frágil. No hace falta ser un genio para imaginar los daños que eso provoca. ¡Fin de la historia! Y quienes están al mando del país harían bien en abrir los ojos, porque algún día las generaciones futuras les pasarán factura. 🙁

Pequeño apunte técnico: la electricidad no es una energía en sí misma, es un vector energético. Si recargas tu coche eléctrico con electricidad generada a partir de carbón o gas, lo único que haces es trasladar la contaminación de tu tubo de escape a la chimenea de la central más cercana. En cambio, si eres listo —y has seguido los sabios consejos de NovaFuture 😎— es probable que hayas instalado un sistema de recarga solar en casa. En ese caso, ¡bravo! Estás reduciendo tu huella de carbono y ahorrando un buen dinero en combustible.

Seamos honestos. Con los avances técnicos de los últimos años, recomiendo sin dudar el coche eléctrico. De verdad. Pero hay un problema enorme, muy grande. El mismo que con los coches de combustión: hoy en día, los fabricantes construyen vehículos desechables que apenas duran más que el crédito que tuviste que pedir para comprarlos.

¿Y cuál es el problema exactamente? Un coche eléctrico, en su esencia, es muy simple: un motor eléctrico, un controlador y un paquete de baterías. Y ya está. Y sí, el motor eléctrico tiene un mejor rendimiento y una fiabilidad superior, eso está más que demostrado. Así que, en teoría, ahí debería acabar la historia.

Schéma d'un véhicule électrique

Pero no. A los fabricantes les encanta complicarlo todo. Añaden montones de gadgets electrónicos totalmente inútiles y, para colmo, hacen que las reparaciones y las actualizaciones sean intencionadamente imposibles.

Hoy en día, casi todos los coches eléctricos tienen baterías selladas e imposibles de desmontar, controladores irreparables, y un largo etcétera. Y casualmente, justo después de que se acabe la garantía (y tu crédito), el coche se avería. Vas al taller, te dan el presupuesto, y se te saltan las lágrimas. Sacas el pañuelo. Y tu mecánico, muy “amable”, te explica que lo más sensato es pedir otro crédito y comprarte uno nuevo. ¡Escandaloso! Es exactamente el mismo modelo económico que el de los teléfonos móviles.

Y hay que decirlo claramente: no todos los coches eléctricos son iguales. Algunos se defienden bastante bien, pero muchos son directamente una broma de mal gusto. Un ejemplo: una noche, un tipo completamente colgado tuvo la brillante idea de construir un coche basándose en un dibujo de su hijo de tres años. Y este fue el resultado:

Elon Musk smoke weed with cybertruck

¡Bravo, campeón! Ya entraste en el libro de los récords como el coche más cutre de todos los tiempos 😆 ¡Gracias a ti, América es ahora más grande y más fuerte! Bueno… si es que hay marcianos dispuestos a comprar esta catástrofe industrial.

¿Cómo debería ser un buen coche eléctrico?

Bromas aparte, hablemos en serio. ¿Cómo debería ser un buen coche eléctrico?

Para empezar, hay que acabar con los delirios de las pantallas. ¡Y ni hablar de la doble pantalla! Ya tienes un smartphone que hace de GPS, pone música, te da el tiempo y mucho más. Llenar el coche de pantallas por todas partes solo sirve para distraer y crear más fallos.

Después, hay que exigir botones físicos. Basta de esconder las funciones esenciales del coche dentro de una tablet. Si la tablet se bloquea, ya no funciona nada. Absurdo. En cambio, un botón físico se puede cambiar fácilmente o reparar por poco dinero.

También hay que decir basta a los gadgets inútiles. En serio, ¿necesitas luces automáticas? ¿Limpiaparabrisas que se activan solos? ¿Un freno de mano electrónico? ¿Un asiento calefactable y ventilado? Todas esas cosas son fuentes potenciales de averías. Y no, no son gratis: las pagas, aunque no las hayas pedido.

Otro punto esencial: exigir un índice de reparabilidad. Es un factor clave si quieres un coche duradero. Las baterías evolucionan rápido, así que deberían poder actualizarse sin tener que reemplazar todo el vehículo.

Los fabricantes también deberían estar obligados a mantener piezas de repuesto disponibles durante al menos diez años. Con la llegada de tantos pequeños fabricantes, mucha gente se va a quedar tirada cuando uno de ellos cierre el chiringuito.

También hay que comprobar si el fabricante dispone de una red real de servicio postventa, con profesionales capacitados para intervenir. Porque si tu coche se avería y no hay nadie que lo repare, eso sí que es un problema.

Y por último, como con cualquier vehículo, hay que fijarse bien en la calidad del montaje antes de comprar. La prioridad debe ir para la simplicidad y la robustez, no para el diseño llamativo o los acabados de revista.

Si sigues estos 7 criterios, puedes encontrar de verdad un coche eléctrico fiable, que te sirva durante años y que puedas revender a un precio justo. No es fácil, pero tampoco imposible.

El poder está en nuestras manos

Para los industriales, un coche irreparable, no actualizable y lleno de electrónica frágil es el negocio perfecto. Más ventas, más residuos, más beneficios.

Pero no es una fatalidad. Como consumidor, tienes un poder enorme. Si dejas de comprar coches desechables llenos de gadgets inútiles, obligas a los fabricantes a replantearse su estrategia. Porque al final, el que tiene la última palabra… siempre es el cliente.

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